lunes, 11 de agosto de 2008

Mirando a la cara

Mientras la atencion parece desviarse hacia zonas caucasicas, el dia a dia que nunca es noticia, el impacto cotidiano de la ocupacion de longue duree, la rutina de este agujero negro planetario (a pesar de ser el ombligo del mismo) prosigue. Al visitar hoy Qalqilya, al noroeste de Cisjordania, uno comprueba lo que significa todo esto, a pesar de la fugacidad de nuestra visita. Es una ciudad totalmente rodeada por el Muro, excepto un punto en el cual hay un humanitario checkpoint. Aunque lxs palestinxs pueden pasar horas cada dia, nosotros no hemos tenido muchos problemas. Mientras te roban a mano armada tus campos (los mas fertiles del entorno); no te permiten trabajar en determinados sectores y limitan como quieren los suministros; construyen un muro de 8 metros de alto cercando el horizonte y ghettizando toda tu existencia; y observas las miradas altivas y de desprecio de autenticos terroristas militares de no se que pais, a nosotros, los soldados, tras unas amables preguntas y miradas a la cara nos han despedido con un enjoy.

Pero han sido muchos ninyos los que nos han ensenyado el pueblo, el Muro y otros lugares. Dos veces nos han salvado de no acercarnos demasiado a esa terrible verguenza humana, mientras rechazaban totalmente cualquier invitacion nuestra a tomar algo. La edad media de la poblacion debe ser bajisima alli, pero la hospitalidad supera cualquier otro lugar que he pisado. La misma que nos acogio ayer por la tarde en su casa, una senyora mayor que, rodeada de otros muchos ninyos, nos ofrecio te (cogidas las hierbas de su jardin) y cafe (arabe) mientras charlabamos con ella. Nadie la conocia anteriormente. Solo le habiamos preguntado por el asentamiento israeli que tenia a unos 100 metros de su casa, a la cual disparan de vez en cuando como entretenimiento sus colonos. A la mujer se le noto la cara emocionada, al igual que a mi. Yo marcho a conocer mundo y a vivir como un occidental, ella terminara sus dias viendo como no hacemos nada mientras disparan unxs que van de victimas desde lugares que antes eran de su pueblo.

Prometi hablar de ultraortodoxos, abundantes en Jerusalem. Muchxs no trabajan, solo rezan y tienen hijxs. El Estado de Israel les subvenciona la supervivencia solo por dedicarse a estas dos actividades. Por la Ciudad Vieja vimos una procesion de ellos, era impresionante. Lo tenemos grabado. Estramboticos sombreros y gorros, peinados, barbas, tirabuzones...y mucha prisa. En Sabbath deben estar lo menos posible fuera de casa, asi como no apretar botones, entre otras futilidades estupidas (al igual que otras religiones). Venian de la Explanada del Muro (de las Lamentaciones), contruida tras arrasar totalmente el barrio magrebi con la Guerra de 1967. Asi funciona Israel. Ahora, en pro de excavaciones alrededor de la Mezquita de al-Aqsa (la tercera mas sagrada para el Islam y contigua a la explanada del Muro de las Lamentaciones) pretende socavar los cimientos de la Mezquita y provocar, humillar, continuar reproduciendo su estigma imperial de la excavadora en los puntos mas dolorosos. Bueno, en realidad en todos los puntos. Todo en pro de un progreso. En pro de un deizado desarrollo. En pro de ir de la vida a la muerte de cualquier forma. La desgraciada rutina habla por si misma. La que no sale por los telediarios. Solo hace falta mirar a un palestino a la cara.